El falso atacante y el principal sospechoso en NY

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Ahmad Khan Rahami, de 28 años, el principal sospechoso por el ataque en Chelsea.

Sonaba descabellada la idea de que un gay atentara con una bomba a uno de los barrios gayfriendly más reconocidos no sólo en Nueva York, sino en Estados Unidos.

Y así fue, autoridades le confirmaron a Associated Press que estaba descartada esa línea de investigación, revelada por el Departamento de Policía (NYPD) a Daily News.

La mañana del lunes, el FBI lanzó una alerta por la búsqueda de Ahmad Khan Rahami, de 28 años, el principal sospechoso por el ataque en la Calle 23, entre las avenidas Sexta y Séptima, que dejó 29 heridos y momentos de histeria en Chelsea, Manhattan.

La noche del sábado en Manhattan parecía como cualquier otra en Nueva York: la gente paseando en las calles, entraba y salía de los centros comerciales, llenaba los restaurantes en cenas con los amigos o la familia, así como los bares, en muchos de los cuales se disfrutaba el juego de los Mets contra los Mellizos de Minnesota.

Eran las 20:30 horas, quizá unos minutos menos o unos más, cuando una explosión desató el miedo en la Calle 23. Yo me encontraba en la Calle 33, saliendo de un restaurante, cuando escuché el sonar de las sirenas de patrullas y ambulancias que se dirigían a la zona, las avenidas fueron cerradas diez calles hacia el sur y el norte.  La Séptima avenida ya había sido cerrada por un par de patrullas.

La ansiedad, la angustia, el miedo hicieron presa a cientos de personas, había razón para ello. Aún no se había revelado suficiente información para saber qué estaba ocurriendo, pero apenas 15 minutos más tarde, las teorías de conspiración eran los comentarios más publicados en Twitter bajo #Chelsea, #ChelseaExplosion y #ChealseaNYC. Esa avalancha de mensajes virtuales incrementó el miedo en la vida real.

Las líneas 1 y 3 del Metro fueron suspendidas desde Penn Station hasta Christopher Street.

Los primeros informes confirmados por la NYPD indicaron que se trató de un artefacto de manufactura casera: una olla de presión con explosivos, del mismo tipo que se utilizó en Boston, donde murieron tres personas y más de 100 resultaron gravemente heridas.

¿Por qué el artefacto en NY, afortunadamente, sólo hirió a 29 personas en menor grado y no mató a nadie? No hay una respuesta oficial, pero el explosivo fue detonado en un bote de basura, frente al inmueble marcado con el 131, y aunque hubo un edificio dañado, no se indicaron mayores daños.

“Este sujeto, Ahmad Khan Rahami , asumimos que está armado y que es peligroso. Necesitamos información, si la tiene, llame al 911 de inmediato”, expresó el Alcalde Bill de Blasio, en el canal de noticias NY1.

Durante la madrugada del domingo, la Policía confirmó que halló y desactivó un segundo artefacto en la calle 27, entre las mismas avenidas.

Más tarde también confirmó que en el operativo de búsqueda del o los culpables estaban colaborando al menos cinco agencias más.

“Actualmente hay una investigación compleja con numerosas unidades de #NYPD y las agencias asociadas incluyendo el FBI, ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco y Explosivos), JTTF (Fuerza de Tarea contra el Terrorismo), FDNY (Departamento de Bomberos), NYSP (Policía Estatal de Nueva York)”, se publicó en @NYPDNoticias.

En la misma red social el Alcalde Bill Di Blasio era objeto de burlas, pues indicó que el atentado había sido provocado intencionalmente, aunque no podía decir que fuera un acto terrorista. Para cientos de usuarios de redes sociales, era evidentemente un acto terrorista causado por musulmanes, aunque no tuvieran información para probarlo.

A pesar de la explosión, pero con miedo e incertidumbre, cientos de turistas y locales continuaron con sus vidas, intentando disfrutar el resto de la noche.

En el Metro, la suspensión del servicio en varias estaciones provocó cierto caos, pues había que buscar nuevas formas de llegar a casa.

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La Calle 23 está cerrada, entre las avenidas Sexta y Séptima avenidas.

La mayor confusión fue entre las Calles 34 y pasando Christopher Street, así como la Sexta y Séptima avenidas, el resto de Manhattan lucía relativamente en calma, pero con el ruido constante de sirenas, además de que era común ver a grupos de jóvenes revisando y comentando videos y comentarios en Facebook y Twitter.

«No saben qué pasó aún, pero esto es ‘bullshit'», le dijo una joven a su amiga saliendo del complejo de cines AMC de la calle 34.

En la estación Times Square, donde conectan casi todas las líneas del Metro, decenas de personas buscaban la mejor opción para volver a casa, no había muchas hacia el bajo Manhattan.

La movilización policiaca fue más intensa durante el domingo por la mañana. El gobernador Andrew Cuomo ordenó el despliegue de al menos mil elementos estatales para revisar y vigilar estaciones del tren, metro y aeropuertos.

“Todavía no hay evidencias que lo vinculen con el terrorismo internacional, pero una bomba que explota en Nueva York, obviamente que es un acto de terrorismo”, expresó.

Conforme avanzaba el día, era menos evidente la presencia policiaca lejos de la zona del incidente.

Desde la noche anterior, las autoridades dejaron a los habitantes ingresar a sus departamentos, quienes el domingo eran los únicos que podían casi llegar al punto del atentado, así como los empleados de algunos comercios, pues casi todos los locales de la zona operaron con normalidad, como la juguería “Chelsea Papaya” y el comercio de pizzas a un dólar.

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La presencia policiaca en Manhattan se intensificó el fin de semana y se espera que sea mayor, debido a la Asamblea General de la ONU.

El cerco que había sido intenso durante gran parte del día comenzó a relajarse pasadas las 18:30 horas, cuando fueron retiradas las vallas de la Calle 27, donde se encontró el segundo artefacto.

No así en la Calle 23, donde la vigilancia seguía intensa, así como la presencia de curiosos, quienes tomaban fotos y videos.

“Por favor, muévanse, tomen sus fotos y liberen la escena, no pueden estar aquí”, indicaba con firmeza un elemento policiaco.

La tensión de la noche anterior había casi desaparecido, la gente seguía comentando el hecho, pero realizaba sus compras o compartían mesas en los restaurantes cercanos.

En los otros “burós”, como Queens, el domingo fue como cualquier otro: la gente disfrutó las calles, los parques, los centros comerciales y los restaurantes.

La vida neoyorquina continúa, y las autoridades, como Di Blasio lo comentó al canal de noticias NY1, buscarán resolver este caso lo antes posible.

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